Buscamos la estabilidad.
Lo hacemos en nuestras relaciones, en el terreno laboral. En nosotros mismo. Siempre anhelamos el equilibrio.
Tendemos a acomodarnos en lo que nos viene dado y, así, de la forma más fácil posible, poder vivir con nosotros mismos.
Pero cuando esta estabilidad se ve truncada por acontecimientos ajenos quedamos a la deriva, sin timón, sin brújula a la que poder aferrarnos para encontrar nuestro Norte, sin saber qué esperar de nosotros, sin saber que hacer. Nos quedamos agazapados. Cubrimos nuestra cara con las manos.
Pero nos levantamos. Con esfuerzo, pero lo hacemos.
Porque levantarse es ley de vida. Da igual las veces que podamos caer, siempre habrá una última vez, porque de eso se trata: ensayo y error, hasta que acertamos en lo que queremos para nosotros, para los nuestros.
Y volvemos a ser y a sentir como antes aunque mucho más sabios, más experimentados, menos confiados. La experiencia nos da las pautas para hacer y deshacer, para conseguir, para resurgir.
En La Reina del Sur, Arturo Pérez Reverte nos hace partícipes del resurgir de Teresa Mendoza cual ave Fénix se tratara. Intenta ahondar para revelarnos que las situaciones son sólo eso, acontecimientos que ocurren y que puedes aprovecharlos para vivir, para seguir sintiendo, para seguir siendo.
La novela, realizada como investigación periodística del propio autor, aborda la problemática de la droga, los narcos mexicanos y la huida constante de los personajes para mantenerse a salvo para, así, volver más fuertes que nunca.
Ficción con toques de realidad. Resurrección de la protagonista y un final apasionante hace de esta novela una experiencia muy intensa y gratificante. Quedan ganas de más.
Tenemos la posibilidad de ver la adaptación en la serie homónima La Reina del Sur protagonizada por Kate del Castillo y, por otro lado, una adaptación con variantes distintas en The Queen of the South interpretada por Alice Braga.
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