Pata negra.

Con la colaboración de Taco, el gato.

Y el ansia de saber va devorándote por dentro. Todo lo que creías estable se vuelve, por defecto, inaccesible.

Porque no lo sabes. Porque no lo entiendes. ¿Por qué? Porque nadie te ha contado qué sucedió.

Por ello, todo va girando alrededor de la sensación de frío, de extrañeza, que va recorriendo tu cuerpo desde abajo a arriba, sin confiar, sin llegar a la comprensión lógica de los acontecimientos que llegarán. Para quedarse.

No se irán.

En la novela de Eduard Freundlinger, Pata Negra, su autor nos hace partícipes de la agonía de una familia por recabar información del paradero de Carmen, la desaparecida hermana de Joana quien, con su aparente fuerza de voluntad irá, paso a paso, intentando desentrañar la espesa niebla que se cierne en torno a ella y su familia. De la mano de Kilian, alemán que conocerá en situaciones adversas, mostrarán, hábilmente, la fuerza para sacar a relucir todo un malévolo engranaje.

Libro adornado con parajes granadinos, costumbres andaluzas y personajes variopintos que no te dejará indiferente.

Novela perfecta para llevar. Y tú, ¿quieres Pata Negra?

Todos quieren a Daisy Jones

Música. Expresión artística de las emociones. Esencia vital del enriquecimiento de nuestra alma.

Expresión. Arte. Emoción.

Al cantar, al dar vida a un instrumento. hacemos tangible la música, es decir, nos transportamos a otro plano de la existencia, aquel en el que impera el descaro para transmitir lo que sentimos sin tapujos, sin vergüenzas. Y se nos erizan los vellos de la piel cuando ese acorde alcanza el éxtasis, cuando esa nota nos desgarra por dentro.

La música hace posible la unidad entre todas las personas. La posibilidad de sentir, de ver, de oír un sentimiento.

Porque hay una necesidad creciente de expresar, de hacer posibles esos pensamientos que van tomando forma de esa manera rítmica, acompasada por las letras entremezcladas y nos abren la puerta a aquel recuerdo, a tocar ese anhelo.

Creamos el ambiente que queda suspendido entre las cuerdas de la guitarra, el micrófono ante los labios de la cantante y sabes que suena y sueñas con la posibilidad de cambiar algo del mundo. Y lo consigues en ese instante que cierras los ojos y te dejas llevar por esa sensación que queda. Y disfrutas. Y te das cuenta que estás a su merced.

Y ya no importa todo lo demás.

En Todos quieren a Daisy Jones, Taylor Jenkins Reid nos deja entrar en entre bambalinas para ser partícipes de la creación de una banda de rock en los años 60 / 70, de sus éxitos y sus fracasos, de la deconstrucción de una persona hasta el más oscuro abismo para, después, resurgir entre notas, canciones y familia.

En el libro se hace presente la necesidad de expresar el sentimiento cancerígeno que nos va consumiendo hasta que, por necesidad, lo expulsamos y quedamos vacíos, con la clara convicción de que, a partir de ahí, comenzará la subida hacia algo mejor, hacia la posibilidad de la resurrección del ser.

Daisy Jones, trasunto de las musas de los años 60, 70, es el reflejo de esa decadencia personal, sin control, un mundo sin reglas en la que la única forma de sobrevivir es intentando respirar una vez más.

Sin duda, una genialidad escrita en formato entrevista que te deja la duda de la veracidad de sus páginas. Y quedas pensando en la necesidad de que sea real. La necesidad de escuchar su música al leer sus letras. Quieres que lo sea.

¿Lo es? Descúbrelo.

El mapa de los afectos.

Las relaciones.

Todas las relaciones nos marcan. Dejan una huella, una muesca en nuestra alma para moldearla y seguir construyendo la línea de nuestra experiencia, aquella que hace tangible la existencia.

Porque sí. Vamos conociendo a muchas personas y no sólo lo hacemos por casualidad. Hay un motivo. A veces, es, porque necesitamos que nos enseñe aquello que no sabemos, ese don que nos hace únicos y que ofrecemos a los que están a nuestro alrededor para hacer el bien, para que nos hagan bien.

Serenidad, coraje, valentía, insensatez (por qué no), cordialidad, mentira, … Todo nos aporta algo en cada momento y todo es válido para añadir algo sólido a nuestro saco de experiencias.

Y sí, claro que sirve.

Porque, a veces, ni nosotros mismos somos capaces de ver el alcance que puede hacer la interacción con el otro. En la mayoría de las personas queda la energía que hemos regalado, la esencia que damos, que recibimos, haciendo esa marca real, que hará intocable el recuerdo que dejemos, que nos dejen.

En El mapa de los afectos, Ana Merino refleja, claramente, las interacciones entre las personas, el intercambio de energía social, afectiva, que no deja indiferente a nadie ya que, desde que se da esa interacción, aunque pasen meses, años, hasta que se manifieste, esa vida ya no será la misma.

La casualidad que hace visible la causalidad en las cosas, en la forma de decisión de los personajes. La forma de ser alguien en el camino.

El mapa de los afectos, además de ser el premio Nadal 2020, es un libro que te hace pensar que todo sirve, que todo llega para convertirse en algo, nos arrebata esa sonrisa de sorpresa al ver cómo se entreveran las vidas, cómo se suceden los acontecimientos provocados por un mero pensamiento, una acción sin importancia. Y ahí está. Las bifurcaciones quedan al descubierto.

Libro sencillo, muy fácil de leer que te atrapa porque es la realidad, porque percibes toda la fuerza de las representaciones sociales entre unos y otros. La magia de las relaciones.

Las personas.

Por eso escribo, por eso sigo leyendo porque, ¿Quién dice que no puedo cambiar el mundo con estas líneas?