Pata negra.

Con la colaboración de Taco, el gato.

Y el ansia de saber va devorándote por dentro. Todo lo que creías estable se vuelve, por defecto, inaccesible.

Porque no lo sabes. Porque no lo entiendes. ¿Por qué? Porque nadie te ha contado qué sucedió.

Por ello, todo va girando alrededor de la sensación de frío, de extrañeza, que va recorriendo tu cuerpo desde abajo a arriba, sin confiar, sin llegar a la comprensión lógica de los acontecimientos que llegarán. Para quedarse.

No se irán.

En la novela de Eduard Freundlinger, Pata Negra, su autor nos hace partícipes de la agonía de una familia por recabar información del paradero de Carmen, la desaparecida hermana de Joana quien, con su aparente fuerza de voluntad irá, paso a paso, intentando desentrañar la espesa niebla que se cierne en torno a ella y su familia. De la mano de Kilian, alemán que conocerá en situaciones adversas, mostrarán, hábilmente, la fuerza para sacar a relucir todo un malévolo engranaje.

Libro adornado con parajes granadinos, costumbres andaluzas y personajes variopintos que no te dejará indiferente.

Novela perfecta para llevar. Y tú, ¿quieres Pata Negra?

Encerrados.

Venganza.

La venganza deja al descubierto la imagen más oscura de cada uno. Nos alienta a seguir adelante pero con los deseos miserables y ruin, sin espacio para el perdón, la piedad, la serenidad.

Cuando una situación nos viene dada con ese sabor amargo por alguien que no esperábamos, la decepción que experimentamos, ese ridículo atroz que nos va haciendo más y más pequeños, queda perfectamente dibujado y legitimado por esos deseos de hacerlo pagar. Venganza.

La venganza nos corroe, nos va consumiendo con ese deseo permanente de seguir haciendo daño. La venganza se cuece a fuego lento.

¿Hasta qué punto puede llegar una persona por venganza?

En Encerrados, Megan Goldin nos muestra el abismo que hay entre una vida, diríamos, normal y la eficiente y atemporal de un financiero, un bróker de Wall Street ya que, los primeros trabajan para poder vivir una vida modesta, sin necesidades pero sin llegar al lujo sin complejos, los segundos viven para trabajar, para pagar una vida que sin dicho trabajo, sin ese estatus social nada sería posible.

No hay relaciones entre ellos sólo el precio de compra de cualquier cosa.

Porque en ese mundo todo se puede comprar. Todo excepto una vida, una oportunidad de redención.

A medida que nos vamos adentrando entre las páginas de Encerrados nos envuelve una sensación de claustrofobia, de oscuridad, de olores insanos. La codicia se abre paso y la maldad queda a tu alrededor. Son descripciones tan reales que debemos detenernos para tomar aire y ver que todo sigue igual pero tú sigues queriendo más. Más párrafos, líneas, renglones, palabras que nos sigan engatusando y haciéndonos ver que todo es posible en el mundo de Megan Goldin.

Thriller que atrapa desde el principio con un impactante flash back en el que necesitas saber qué ocurre con Sam, Sylvie, Vincent, Jules y con la irrepetible Sara Hall.

¿Te atreves a meterte dentro?

El visitante.

Las historias que contamos, las que escuchamos, forman parte del mundo del ser humano. Los hechos que en ellas se cuentan se basan en verdades universales y dichas verdades se apoyan en sucesos que han ocurrido o que podrían ocurrir como hecho verosímil.

Leyendas, mitos, monstruos, fantasmas…

Miedo.

El miedo es una parte esencial de nosotros. Convive y se relaciona con los demás al igual que lo hacemos nosotros cada día. La sensación que produce el miedo nos deja un estado de alerta continuo que activa nuestra mente, nuestro organismo para dejar cualquier emoción a flor de piel.

Porque sin miedo no seríamos. Sin miedo no quedaría nada nuestro. Porque nos hace ser cautos, valorar lo que tenemos, lo que debemos hacer en cada momento sopesando los pros y los contras de cada hecho, las consecuencias en sí mismas. Sin miedo olvidaríamos la atención y toda fuerza vital para continuar con nuestra vida.

El miedo nos hace prudentes. Sin él la imprudencia se haría de lleno con la situación dejándonos sin futuro alguno.

Stephen King maneja el miedo como un arte en sí mismo. Se adentra en la exposición de los hechos haciéndonos entrar con él en su mundo dejándonos ojipláticos con el desencadenante de cada una de ellas.

El visitante de Stephen King es una oda a todas aquellas leyendas urbanas que alguna vez hemos escuchado de nuestros amigos, nuestros padres, algún conocido arengándonos, a fin de cuentas, por algún comportamiento temerario que hemos tenido en un momento concreto.

El coco (o el cuco), Slenderman, el hombre del saco, esas historias que nunca has creído pero que se han quedado aguardando en tu interior avisándote, cuando la temeridad nos acecha, de que hay algo que nos impide ser imprudentes.

Pero, ¿qué pasaría si alguna de estas historias cobrasen vida propia? ¿Te atreves a descubrirlo? No te arrepentirás.

https://www.youtube.com/watch?v=3IbSgRTryx4