El secreto de Luzbel.

Foto: Gaelia Smith.

Creencias. Fe.

Religión. Mediatización.

Creer. Creer en algo. Sólo creer es lo que nos humaniza en este plano terrenal que nos ocupa ya que, necesitamos una solución lejos de lo racional en aquellos momentos en los que no tenemos ninguna otra opción que la de aferrarnos a nuestras creencias. Creer en algo. Creer en alguien. Creer.

Sólo creer.

Y manifestamos estas creencias desde una forma íntima y personal, moldeando nuestra estructura de valores para conseguir generar la calma perfecta en los momentos de desesperación. Pero también mostramos nuestra fe de una forma colectiva, compartiendo con aquellos más afines las experiencias vividas y sentirnos, de esta forma, más arropados. Pero sigue siendo lo mismo. Fe.

No obstante, cuando esta fe se torna estática, albergada por una institución, dejamos abierta la posibilidad de la deshumanización de la fe, de la sinrazón. Porque cuando todo se institucionaliza, se torna en un dogma sin sentido aparente, juega un papel desmesurado la dualidad de las cosas: el bien como contrapunto del mal. El cielo como advenimiento de lo bueno, el infierno como castigo al mal.

Todas estás manifestaciones llevan a radicalizar una actitud que debería ser genuinamente personal porque cada persona creerá en lo que le hace más fuerte, en lo que le hace más feliz, en lo que lo convierte en más humano. Lo que no entendemos provoca desasosiego encarnando el miedo y el terror.

Miedo. Misterio. Terror.

Víctor Herrero, a grandes rasgos, trata este tema en El secreto de Luzbel, en el que un misterioso asesinato vuelve a asolar el Monasterio de la Vid. Vanesa Chacón, en colaboración con el capitán de la guardia civil, Ramón Gámez, intentarán desentrañar los misterios que envuelven este crimen tan atroz, teniendo de nuevo, en el punto de mira a Ángel Beltrán, personaje que juega un papel importante también en la primera parte El plan de Luzbel.

Novela negra inteligente y bien construida que, mediante un suceso trágico, saca a la palestra temas tan interesantes como las traiciones, creencias, superación y las relaciones interpersonales.

¿Te vienes?

El ocaso de don Julio.

Foto: Gaelia Smith

¡Siempre me han llamado la atención las novelas de suspenses, los thrillers!.

Han sido clave para engancharme a una trama bien construida, con esa sorpresiva intrusión de cada personaje en el momento adecuado. Con esos finales de impresión que nos alejan de la rutina y nos dejan a su merced, la de esos buenos autores.

Lo que realmente atrae es la necesidad de suponer un porqué, maquinar la trama con el nacimiento de los personajes, intentar adelantarnos a los acontecimientos antes de que sean revelados en sus páginas.

Rara vez acertaba en mi predicción pero, para mí, esos son los buenos thrillers, esos en los que, aunque hagas cientos de cábalas en tu cabeza siempre sorprenden con un giro experto que nos deja, literalmente, boquiabierto.

En El ocaso de don Julio encontramos esta magnífica sucesión de elementos. Una buena redacción por parte del autor, Gabriel Estañ Cerezo, una trama que encandila desde las primeras páginas ya que don Julio es aquel personaje que todos hemos conocido alguna vez, un arquetipo detectivesco que reinventa la lectura de las novelas de suspense. Los elementos sorpresivos evocados por ese alguien que no esperas, ese final intenso que nos maneja las emociones generando la sorpresa, esa extrañeza fuera de lo común.

Intenso. Increíble en el cual, la política juega un papel fundamental en la sucesión de los acontecimientos ya que la corrupción de los antagonistas es necesaria para la evolución de don Julio. Ese poder corrupto que se va derramando en todos los resquicios que quedan libres, sin compasión, sin liberación alguna. Aquel que don Julio intentará combatir aunque de ello dependa su bienestar.

Cuando Gabriel contactó conmigo para darme la oportunidad de conocer su novela me lancé sin dudarlo ni un momento y, al sumergirme de lleno en ella, me sorprendí gratamente en cada página leída.

Sin duda una recomendación al cien por ciento. Se genera una muy buena experiencia de lectura, ya lo anticipo.

En El ocaso de don Julio nada es lo que parece pero todo puede ser real.

¿Te atreves a descubrirlo?

El Ocaso de Don Julio : Estañ Cerezo, Gabriel: Amazon.es: Libros

El visitante.

Foto: Gaelia Smith

La consciencia que todo ser humano contiene conforma aspectos sociales y morales en los que, realmente, se basa nuestra supervivencia.

Somos seres sociales por naturaleza. Como los animales, vivimos en manadas: familias, grupo de amigos y relaciones laborales que nos hacen pertenecer a un círculo y sentirnos, a su vez, protegidos de cualquier desavenencia que nos embargue.

También tenemos principios morales en los que regimos la concepción antiquísima del bien y del mal. ¿Pero qué es el bien?. ¿Qué es el mal? ¿Por qué línea o líneas tenemos que basar el límite de la contraposición de dichos valores?

Si vamos al comienzo, Aristóteles nos decía que el bien es todo aquello que nos cause y nos dirija a un orden completo, que nos acerque a un fin, a un objetivo. Por tanto, el mal es todo aquello que se considere contrario a este aspecto. Siguiendo esta afirmación, toda persona busca el orden, la posibilidad de una meta para seguir conformando logros, para alimentarnos de experiencias que engrandezcan nuestra esencia vital.

Pero hablamos de orden intensificado en la quietud para que, en todo momento, percibamos lo que nos hace crecer, los que nos haga entender el significado de nosotros mismos.

La Fe. Esa creencia que poseemos en algo (o alguien) que, sin haber motivos, sin haber preguntas, seguimos hasta la consecución de una meta. Esa posibilidad de encontrar la parte que hace visible la tranquilidad que nos hace invencibles. El apoyo que necesitamos.

Jon Vendon, en su novela El Visitante, nos muestra esos aspectos que engloban la Fe (en la acepción más general de la palabra) en un posible suceso que aparece en nuestras vidas y que, como es natural, no concibe explicación ni consta de más sentido que el de la posibilidad del orden esencial de nuestras vidas, de la aparición de esos valores morales en la persona que la posee. La oportunidad de ser. La posibilidad de encontrar.

Escrita en formato thriller, se centra en un tema no menos polémico y desconocido como es la propia Fe.

Lectura seductora, personajes completos, evolucionados y generando siempre el clima de suspense, te dejará huella con su lectura y, lo más importante, nos da la oportunidad de pensar.

De eso se trata. ¿Te atreves?

Con M de Mar.

Amor y muerte.

Dualidad constante en la existencia del ser humano. Nos da miedo el amor. Nos aterra encontrarnos cara a cara con la muerte. Pero convivimos con ella, intentando no hablar, intentando no tentarla. La ignoramos, pero sabemos que siempre estará ahí.

Es evidente que se ha ganado todas sus connotaciones negativas porque hablar de muerte es hablar de pérdida, de devastación. Es un punto y aparte de lo que obtuvimos para comenzar de cero, reconstruyendo lo que murió con la muerte.

Sin embargo, la otra cara de la moneda es la vida. El amor. Todo gira en torno a estas dos realidades. Amor, vida, vida y amor.

Nos imaginamos felices, completando nuestras carencias con las personas que orbitan a nuestro lado, necesitando de unos, aportándole a otros, pero siempre en constante movimiento.

Vida y amor equivalen a un movimiento continuo. Con la muerte todo para.

Blanco y negro.

Cuando buscamos el amor generamos nuestra mejor faceta para que no se nos escape entre los dedos, para causar esa buena impresión que hará, a su vez, de tarjeta de presentación. Porque nos da miedo mostrarnos tal y como somos.

Esa es la realidad.

El miedo es la realidad. El miedo a la pérdida, el miedo al rechazo. El miedo a lo desconocido.

El miedo.

Rosa Grau en Con M de Mar, nos muestra la cara más natural de la muerte reencarnada en la increíble Mar, una singular joven que intenta, aprovechando las vacaciones obtenidas en el inframundo, encontrar las satisfacciones que pueda aportarle la vida en todo su esplendor. Lo hará de la mano de Daniel, policía que acudirá a desentrañar un vil asesinato en una sucesión de acontecimientos tragicómicos por los que nos mostrarán la dualidad existencial.

La novela deja huella ya que es la historia que queremos vivir, la sensación que necesitamos, aquella que nos vuelve del revés aquellas concepciones trágicas sobre la pérdida, mostrándonos una alternativa divertida, grácil y conmovedora.

Como decían aquellos All you need is love, Rosa Grau ha sabido sacarle todo el partido a esta declaración de intenciones.

Increíble. Imparable. Sensacional.

Manual para mujeres de la limpieza.

La vida. La complejidad.

Realidades que se van superponiendo a la obviedad que abarcan las horas, los días, lugares iguales, familia, la infancia.

E imaginamos vidas distintas como esos sueños inalcanzables, irrealizables. Nos dejamos llevar para sentirnos dignos de otras realidades paralelas.

La cara oculta que no proyectamos.

Y de esa manera dejamos paso a la nueva historia que va creciendo al cerrar nuestros ojos, al pensarnos en distintos lugares, eligiendo la otra cara de la moneda, aferrándonos a aquella oportunidad que se nos escapó como arena entre las manos.

Ese temible e incierto: «¿Y si…?«.

Porque la vida golpea y lo hace a destiempo, y nos deja con ese suspiro a medias, esa tranquilidad desalentadora que nos encuentra cabizbajos, lamentándonos de nuestra propia existencia por ese amalgama de futuro incierto, por el pasado etéreo que nos precede.

Por la inexistencia del presente.

Y Lucía Berlín en Manual para mujeres de la limpieza retrata esa realidad sin filtros y sin esos créditos de películas hollywoodienses con finales increíbles.

No.

Lucía Berlín nos muestra esa realidad americana de los 50 desde los ojos de una maestra de escuela, de una mujer de la limpieza, vista por los presos de un penal, por la rutina incansable de una lavandería. La familia rota. La honestidad baldía . La barbarie. La muerte.

Todos los relatos de Manual para mujeres de la limpieza son piezas únicas en los que los personajes son trasunto de la vida de la autora. Su yo literario y su complejo mundo se gestan en sus líneas con temas recurrentes que marcan la narración, como la desigualdad, la decrepitud, drogas, amor, muerte.

Una protagonista: la barbarie, ofreciéndonos esa literatura de frontera, esa narración cálida y violenta, familiar y solitarias, desalentadora, árida, moribunda, decrépita, nauseabunda.

Sin duda, una estructura narrativa espectacular que nos deja el regusto de esa primera lectura pero que, si volvemos sobre sus páginas, seguiremos obteniendo nuevos matices que nos harán entender un mismo relato de distinta manera. Eso es la genialidad.

El guardián de las flores.

¿Cuánto cuesta una vida?

¿Cuál es el precio que pagarías por olvidar?

Dinero. Ese bien maldito y tangible que nos deja sumidos en la más absoluta felicidad (cuando se tiene) o, por el contrario, nos hunde en la total desesperación.

Porque el dinero mueve el mundo. Es el engranaje perfecto para que todo fluya, para que todos sonrían. Siempre en pos del que más tiene. Cuanto más, mejor. Más y mejor. Pero, si vamos más allá, el dinero no puede comprar la vida, no puede sobornar a la muerte. Nunca, aunque tengas, todo seguirá su curso. Sin influencias malsanas, sin sobornos, sin nada.

Y sigues viviendo. Tú.

En El guardián de las flores, Rober H. L. Cagiao nos presenta la ironía con la que la vida, a veces, intenta hacer justicia, proponiendo situaciones en las que, por más que pagues, por más que el derroche haga su aparición, será la moralidad la que abra la puerta a ese juez popular. La vida, la razón.

Remordimientos entremezclados con puras leyendas antiquísimas galegas paseando por entre su frondosa naturaleza y respirando el aire puro y limpio que permite que toda esa perversión oculta salga a la luz para, de una vez por todas, ser destruida.

Misterios, leyendas. Ingenio, creencias. Muertes, resurrección. Todo esto y más lo encontramos entre las páginas de El guardián de las flores, fácil lectura, lenguaje enérgico e inteligente que nos deja con esa sensación de qué pasará en el siguiente capítulo.

¿Te atreves a adentrarte en sus leyendas?

Pata negra.

Con la colaboración de Taco, el gato.

Y el ansia de saber va devorándote por dentro. Todo lo que creías estable se vuelve, por defecto, inaccesible.

Porque no lo sabes. Porque no lo entiendes. ¿Por qué? Porque nadie te ha contado qué sucedió.

Por ello, todo va girando alrededor de la sensación de frío, de extrañeza, que va recorriendo tu cuerpo desde abajo a arriba, sin confiar, sin llegar a la comprensión lógica de los acontecimientos que llegarán. Para quedarse.

No se irán.

En la novela de Eduard Freundlinger, Pata Negra, su autor nos hace partícipes de la agonía de una familia por recabar información del paradero de Carmen, la desaparecida hermana de Joana quien, con su aparente fuerza de voluntad irá, paso a paso, intentando desentrañar la espesa niebla que se cierne en torno a ella y su familia. De la mano de Kilian, alemán que conocerá en situaciones adversas, mostrarán, hábilmente, la fuerza para sacar a relucir todo un malévolo engranaje.

Libro adornado con parajes granadinos, costumbres andaluzas y personajes variopintos que no te dejará indiferente.

Novela perfecta para llevar. Y tú, ¿quieres Pata Negra?

Todos quieren a Daisy Jones

Música. Expresión artística de las emociones. Esencia vital del enriquecimiento de nuestra alma.

Expresión. Arte. Emoción.

Al cantar, al dar vida a un instrumento. hacemos tangible la música, es decir, nos transportamos a otro plano de la existencia, aquel en el que impera el descaro para transmitir lo que sentimos sin tapujos, sin vergüenzas. Y se nos erizan los vellos de la piel cuando ese acorde alcanza el éxtasis, cuando esa nota nos desgarra por dentro.

La música hace posible la unidad entre todas las personas. La posibilidad de sentir, de ver, de oír un sentimiento.

Porque hay una necesidad creciente de expresar, de hacer posibles esos pensamientos que van tomando forma de esa manera rítmica, acompasada por las letras entremezcladas y nos abren la puerta a aquel recuerdo, a tocar ese anhelo.

Creamos el ambiente que queda suspendido entre las cuerdas de la guitarra, el micrófono ante los labios de la cantante y sabes que suena y sueñas con la posibilidad de cambiar algo del mundo. Y lo consigues en ese instante que cierras los ojos y te dejas llevar por esa sensación que queda. Y disfrutas. Y te das cuenta que estás a su merced.

Y ya no importa todo lo demás.

En Todos quieren a Daisy Jones, Taylor Jenkins Reid nos deja entrar en entre bambalinas para ser partícipes de la creación de una banda de rock en los años 60 / 70, de sus éxitos y sus fracasos, de la deconstrucción de una persona hasta el más oscuro abismo para, después, resurgir entre notas, canciones y familia.

En el libro se hace presente la necesidad de expresar el sentimiento cancerígeno que nos va consumiendo hasta que, por necesidad, lo expulsamos y quedamos vacíos, con la clara convicción de que, a partir de ahí, comenzará la subida hacia algo mejor, hacia la posibilidad de la resurrección del ser.

Daisy Jones, trasunto de las musas de los años 60, 70, es el reflejo de esa decadencia personal, sin control, un mundo sin reglas en la que la única forma de sobrevivir es intentando respirar una vez más.

Sin duda, una genialidad escrita en formato entrevista que te deja la duda de la veracidad de sus páginas. Y quedas pensando en la necesidad de que sea real. La necesidad de escuchar su música al leer sus letras. Quieres que lo sea.

¿Lo es? Descúbrelo.

El mapa de los afectos.

Las relaciones.

Todas las relaciones nos marcan. Dejan una huella, una muesca en nuestra alma para moldearla y seguir construyendo la línea de nuestra experiencia, aquella que hace tangible la existencia.

Porque sí. Vamos conociendo a muchas personas y no sólo lo hacemos por casualidad. Hay un motivo. A veces, es, porque necesitamos que nos enseñe aquello que no sabemos, ese don que nos hace únicos y que ofrecemos a los que están a nuestro alrededor para hacer el bien, para que nos hagan bien.

Serenidad, coraje, valentía, insensatez (por qué no), cordialidad, mentira, … Todo nos aporta algo en cada momento y todo es válido para añadir algo sólido a nuestro saco de experiencias.

Y sí, claro que sirve.

Porque, a veces, ni nosotros mismos somos capaces de ver el alcance que puede hacer la interacción con el otro. En la mayoría de las personas queda la energía que hemos regalado, la esencia que damos, que recibimos, haciendo esa marca real, que hará intocable el recuerdo que dejemos, que nos dejen.

En El mapa de los afectos, Ana Merino refleja, claramente, las interacciones entre las personas, el intercambio de energía social, afectiva, que no deja indiferente a nadie ya que, desde que se da esa interacción, aunque pasen meses, años, hasta que se manifieste, esa vida ya no será la misma.

La casualidad que hace visible la causalidad en las cosas, en la forma de decisión de los personajes. La forma de ser alguien en el camino.

El mapa de los afectos, además de ser el premio Nadal 2020, es un libro que te hace pensar que todo sirve, que todo llega para convertirse en algo, nos arrebata esa sonrisa de sorpresa al ver cómo se entreveran las vidas, cómo se suceden los acontecimientos provocados por un mero pensamiento, una acción sin importancia. Y ahí está. Las bifurcaciones quedan al descubierto.

Libro sencillo, muy fácil de leer que te atrapa porque es la realidad, porque percibes toda la fuerza de las representaciones sociales entre unos y otros. La magia de las relaciones.

Las personas.

Por eso escribo, por eso sigo leyendo porque, ¿Quién dice que no puedo cambiar el mundo con estas líneas?

Encerrados.

Venganza.

La venganza deja al descubierto la imagen más oscura de cada uno. Nos alienta a seguir adelante pero con los deseos miserables y ruin, sin espacio para el perdón, la piedad, la serenidad.

Cuando una situación nos viene dada con ese sabor amargo por alguien que no esperábamos, la decepción que experimentamos, ese ridículo atroz que nos va haciendo más y más pequeños, queda perfectamente dibujado y legitimado por esos deseos de hacerlo pagar. Venganza.

La venganza nos corroe, nos va consumiendo con ese deseo permanente de seguir haciendo daño. La venganza se cuece a fuego lento.

¿Hasta qué punto puede llegar una persona por venganza?

En Encerrados, Megan Goldin nos muestra el abismo que hay entre una vida, diríamos, normal y la eficiente y atemporal de un financiero, un bróker de Wall Street ya que, los primeros trabajan para poder vivir una vida modesta, sin necesidades pero sin llegar al lujo sin complejos, los segundos viven para trabajar, para pagar una vida que sin dicho trabajo, sin ese estatus social nada sería posible.

No hay relaciones entre ellos sólo el precio de compra de cualquier cosa.

Porque en ese mundo todo se puede comprar. Todo excepto una vida, una oportunidad de redención.

A medida que nos vamos adentrando entre las páginas de Encerrados nos envuelve una sensación de claustrofobia, de oscuridad, de olores insanos. La codicia se abre paso y la maldad queda a tu alrededor. Son descripciones tan reales que debemos detenernos para tomar aire y ver que todo sigue igual pero tú sigues queriendo más. Más párrafos, líneas, renglones, palabras que nos sigan engatusando y haciéndonos ver que todo es posible en el mundo de Megan Goldin.

Thriller que atrapa desde el principio con un impactante flash back en el que necesitas saber qué ocurre con Sam, Sylvie, Vincent, Jules y con la irrepetible Sara Hall.

¿Te atreves a meterte dentro?