Liderazgo o tiranía.
Lealtad o miedo.
Y seguiremos confundiendo estos términos hasta la saciedad. Individual y socialmente y no por su significado, distinto en cada término, sino por nosotros mismos, por la percepción social que llevan impregnados, por la gestión de poder. Por nuestra condición.
Pero, ¿Quién se encuentra arriba de la cadena de mando? Y, a su vez, ¿Quién dirige los hilos? ¿Cómo hay que mantenerse en pie, desde la tiranía o desde el liderazgo?
Líder, tirano. Combinación o antítesis de una misma realidad. La que nos rodea, porque no se puede ser un líder en un mundo dominado por los tiranos, porque en un mundo tirano el liderazgo está de más. Sobrevalorado.
No interesa.
Porque un líder confía en la gestión de poderes, en la meta a conseguir. Y lo consigue. Porque un líder va creando lealtad a su paso, confianza; el tirano, a su vez, gestiona su poder con mentiras, rencor, miedo.
¿Qué quieres ser?
En Los perros que nadie quiere de Juan González Mesa, se ponen de relieve estas dos realidades incompatibles en la sucesión de dos generaciones en la familia Claro en la que, una primera está sembrada por los temores de la tiranía y la segunda se apoya en la lealtad del liderazgo. El reino del terror contra la sabiduría de la confianza.
Contra el miedo, nadie es fiel. Sobrevive. Sálvese quien pueda.
O, ¿Tú no?