Secuencia ambidiestra.
Doblez imposible. Pero imaginativamente cierta.
La conformación de la individualidad la compone los matices de la experiencia y el pensamiento de cada ser. Nos creemos únicos e irrepetibles, ¿realidad o desconocimiento?.
Espejo. Reflejo completo de una realidad. Realidad con ambas caras.
¿Y si nuestro reflejo pudiera adquirir autonomía, obtener, en esa cara oculta, esa vida conformada por nuestras vivencias pero de un modo distinto? Cara B o, ¿sería la principal?
La experiencia es nuestro mapa de vida, lo que nos señala el camino, lo que nos va nutriendo el alma con el aprendizaje. Ninguna experiencia, ninguna vivencia es comparable. Nadie vive por ti. ¿O sí?
Si pudiéramos transferir nuestra información (personal y genética) a otra persona tendríamos la posibilidad de autocopiarnos y de confiar que, nuestra cara B siguiera el mismo camino que trazamos sin preguntar si alabaría nuestros logros o, por el contrario, desaprobaría, en su totalidad, la forma en la que hemos invertido tanto esfuerzo. ¿Orgullo? ¿Decepción?
Incompatibilidad de una dualidad de experiencia. ¿Sería posible?
Esto es lo que relata Hervé Le Tellier en La anomalía, un posible encuentro con nuestra doble cara, esa otra versión que nos juzga de forma crítica, y se queda, cerca; y se va sin mirar atrás, o se deshace de lo que somos para convertirse en la mejor versión.
Espectadores de nuestra propia vida.
¿Quién eres, tú o tu versión? Mírate y compruébalo.