¿Cómo imaginar, en tiempos remotos, que pudiéramos estar siendo vigilados por una entidad que dirigiera nuestros movimientos para algún fin?
¿Cómo entender que, en nuestro futuro, no tan lejano, pudiera haber alguien que controlara nuestras vidas con un simple vuelco en la tecnología?
La tecnología. La ciencia que ha supuesto un gran avance en nuestras vidas, para mejorarlas considerablementes con nuevos inventos, nuevas formas de comunicación, de trabajar, de vivir. Una nueva concepción de nosotros. Internet. Ese gran desconocido. Ese motor indispensable, ahora, para vivir. ¿Qué haríamos si Internet desapareciera? ¿Podríamos vivir sin conexiones, sin conectividad, sin estar online?
Pero, ¿es seguro albergar toda nuestra vida en Internet? ¿Cómo sabemos que no estamos siendo vigilados por nuestros propios aparatos electrónicos, en casa, en el trabajo, con nuestras parejas, nuestros hijos? Tenemos la sensación de que, cuando hablamos de nuestros deseos, nuestro smartphone está al acecho de información, escuchando, espiando todo lo que decimos, lo que anhelamos porque, después de nuestras confesiones, después de planear nuestro viaje, después de la compra de esas entradas, de un libro, de una canción, en nuestro móvil, aparece esa información relacionada con lo que acabábamos de decir, de pensar, de gritar. ¿Cómo es posible? ¿Nuestro smartphone, tablet, laptop…. nos vigilan?
George Orwell nos narra, en 1984, un mundo gobernado por el Gran Hermano, ese que todo lo ve, ese camino inescrutable por el que debemos seguir para dejarnos gobernar en un mundo sin pasiones, sin esperanzas, sin preguntas. Un mundo que debemos obedecer para no caer en la represión, en la degeneración de nuestro pensamiento, de nuestro ser. En nuestra muerte. Ya lo cantaba, a su vez, Radiohead en su canción 2 + 2 = 5
Pero, ¿realmente hay un Gran Hermano que nos espía para dirigirnos por el camino que tenemos que seguir? ¿Cada vez que hablamos, nos enfadamos, planeamos… nuestra tecnología cercana, aparentemente inerte, está observándonos en silencio? Yo tengo la certeza de que sí. ¿Y tú?