Nacemos, crecemos y nos desarrollamos en una sociedad que siempre nos ha considerado el sexo débil. Cuando una opinión viene dada por una mujer, en algunos casos drásticos (y no tan drásticos) se ningunea al máximo exponente.
Pruebas y más pruebas: para poder asomar la cabeza en este mundo de hombres; educación machista y, por desgracia, aún misógina, que se disputa el poder entre vítores carentes de sentido común y ley de Talión.
¿Qué pasaría si dejáramos a las mujeres ese poder de justicia? ¿Qué obtendríamos de ese sentido de lucha continua, de afán de superación, de constancia, de fortaleza?
Rosana Foncea nos reproduce una novela con grandes dósis de intriga, personajes que muestran estereotipos de una sociedad aún enferma de machismo en la que, las mujeres de La Encendida, comenzarán una revolución de principios, un ajusticiamiento basado en la falta de humanidad que desprenden (¿por miedo?) algunos hacia nosotras: las mujeres.
Las damas justas nos mostrará una sociedad utópica, condicionada a paliar, por la fuerza, la falta de leyes hacia ese camino igualitario llamado feminismo.