Cuentos

A todos nos gusta escuchar un cuento de vez en cuando. Recuerdo, cuando era pequeña, escuchar desde el cassette, en mi mesa de noche una cinta tras otra de los famosos Cuentacuentos. Cada uno narraba uno de los cuentos tradicionales, con dramatización incluida que, realmente, era lo que más me llamaba la atención en esos momentos. Te hacían creer. Disfrutar. Imaginar. Me encantaban.

Después vinieron los cuentos de terror: Poe y su Gato negro, El sabueso de los Baskerville de A.C. Doyle, El misterio del cuarto amarillo de G. Leroux y, como no, Asesinato en el Orient Express, de la mismísima A. Christie.

Y cada cuento te transportaba a un lugar, a un tiempo determinado y ninguno era igual que otro. Desde ese momento supe que la lectura era algo mágico. Desde que tengo uso de razón veo pasajes en los que estoy en la cocina, sentada a la mesa, leyéndole un libro a mi madre mientras ella cocinaba.

Horacio Quiroga nos deja la magia de sus Cuentos, pero no cualquier cuento. Estos retratan lo profundo del ser humano, sus carencias, sus horrores, paisajes funestos, la muerte.

Si te gusta leer, no puedes pasar sin los Cuentos de Horacio Quiroga, una joya en este género. ¿Los vas a dejar pasar? Yo no.

Bibliotecas caseras: número 4


Biblioteca casera situada en San Fernando (Cádiz). Biblioteca especializada en historia. Podemos encontrar manuales de Historia de España, Hispanoamérica y también tesoros como los que nos ofrecen G.Orwell, H. Quiroga, Pérez Reverte, entre otros.

“Un libro cuenta la magia que deseamos”

1984

¿Cómo imaginar, en tiempos remotos, que pudiéramos estar siendo vigilados por una entidad que dirigiera nuestros movimientos para algún fin?

¿Cómo entender que, en nuestro futuro, no tan lejano, pudiera haber alguien que controlara nuestras vidas con un simple vuelco en la tecnología?

La tecnología. La ciencia que ha supuesto un gran avance en nuestras vidas, para mejorarlas considerablementes con nuevos inventos, nuevas formas de comunicación, de trabajar, de vivir. Una nueva concepción de nosotros. Internet. Ese gran desconocido. Ese motor indispensable, ahora, para vivir. ¿Qué haríamos si Internet desapareciera? ¿Podríamos vivir sin conexiones, sin conectividad, sin estar online?

Pero, ¿es seguro albergar toda nuestra vida en Internet? ¿Cómo sabemos que no estamos siendo vigilados por nuestros propios aparatos electrónicos, en casa, en el trabajo, con nuestras parejas, nuestros hijos? Tenemos la sensación de que, cuando hablamos de nuestros deseos, nuestro smartphone está al acecho de información, escuchando, espiando todo lo que decimos, lo que anhelamos porque, después de nuestras confesiones, después de planear nuestro viaje, después de la compra de esas entradas, de un libro, de una canción, en nuestro móvil, aparece esa información relacionada con lo que acabábamos de decir, de pensar, de gritar. ¿Cómo es posible? ¿Nuestro smartphone, tablet, laptop…. nos vigilan?

George Orwell nos narra, en 1984, un mundo gobernado por el Gran Hermano, ese que todo lo ve, ese camino inescrutable por el que debemos seguir para dejarnos gobernar en un mundo sin pasiones, sin esperanzas, sin preguntas. Un mundo que debemos obedecer para no caer en la represión, en la degeneración de nuestro pensamiento, de nuestro ser. En nuestra muerte. Ya lo cantaba, a su vez, Radiohead en su canción 2 + 2 = 5

Pero, ¿realmente hay un Gran Hermano que nos espía para dirigirnos por el camino que tenemos que seguir? ¿Cada vez que hablamos, nos enfadamos, planeamos… nuestra tecnología cercana, aparentemente inerte, está observándonos en silencio? Yo tengo la certeza de que. ¿Y tú?


Biblioteca casera: número 3

Biblioteca casera número 3. Situada en San Fernando (Cádiz). Biblioteca especializada en Medicina de urgencias, en la que podemos encontrar todo tipo de manuales de Medicina y algún que otro libro de cabecera de la coleccion Seix Barral. Tesoro imborrable.

El origen perdido

¿Qué son las lenguas? Pregunta que podíamos verificar en el libro con mismo título de Enrique Bernárdez. Pero, también podríamos preguntarnos: ¿Para qué sirven las lenguas?

Sabemos que el lenguaje es la capacidad innata que todo ser humano tiene para poder adquirir lenguas. Estas lenguas las aprendemos desde pequeños para desarrollar una comunicación entre iguales y realizar, así, el motivo de su utilidad: la comunicación. Pero, ¿sólo nos sirven para comunicarnos?

Desde tiempo atrás se estudia la posibilidad de que las lenguas puedan servir para algo más que la comunicación entre emisores y receptores. Se estudia la posibilidad de emplear las lenguas como medio de curación o maldición y esto es lo que nos representa, a modo novela de aventuras, la escritora Matilde Asensi. Con El origen perdido, narra la desazón de Arnaut, un hacker informático, por salvar a su hermano en estado vegetativo después de leer unas palabras en una lengua inca muy antigua. ¿Podrá, Arnaut, salvar a su hermano de el poder de las lenguas?

Novela de aventuras con un toque de ficción y realidad en la que nos hace un gran estudio histórico de las lenguas del mundo con la evidente evolución en las nuevas tecnologías. Sin duda, una gran obra para los amantes de la filología y la cultura Hispanoamericana.


La Historiadora

Qué me gustaba que mi padre me contase todas aquellas historias, realidad o ficción, de aquellos barcos enterrados en el triángulo de las Bermudas, de los tiburones asesinos que rondaban por las costas españolas, historias de cuando mi abuelo (su padre) se salvó de las aguas (Héroe del Baleares) siendo él aún muy jóven.

Me las contaba mientras andábamos por la playa, en verano, entre la arena mojada y el mar llegando a nuestros pies. Cuando paseábamos mi hermano y yo, con él, cerca de casa, mirando las vías del tren, esperando a que resurgiera en la lejanía.

Pero esas historias nos hacían pensar, imaginar muchos aspectos de la vida que, con la tierna edad de la inocencia, aún no podíamos alcanzar a comprender del todo. Pero nos gustaba. Queríamos una más, y otra, y otra.

Tener un padre, una madre, unos abuelos que te enseñen la pasión por la historia, las letras, la vida, la devoción por la cultura en sí, hace que, cuando tienes conciencia real del mundo, ese mundo se base en eso: en demostrar o en conocer si todas esas leyendas se dibujan en la realidad, o, si por el contrario, se quedan en una ficción entretenida. Historia. Ficción. Toda historia tiene su ficción. Toda ficción tiene su historia.

En el libro La Historiadora, su autora, Elisabeth Kostova, nos relata la pasión de un padre y su hija por desentrañar las leyendas y legados los cuales, a medida que van acercándose a su centro, estos se tornan realidad, una realidad macabra en la que Vlad, el Empalador cobra importancia, la Rumanía de entonces, las leyendas que ese personaje ficticio, Drácula, nos dejó en su momento, pero…. ¿y si fueran reales?

Un gato callejero llamado Bob

La soledad. Solitario. Solo. Como cuando no tienes a nadie a quien contarle cómo te ha ido el día. Como cuando necesitas un abrazo, una mano en el hombro, un consejo y no hay nada. Nadie.

Esa sensación de silencio ruidoso que nos deja sordos de tristeza, que nos deja pensando si valdrá la pena el día siguiente, y el otro, y el otro. Y cuando ya crees que ya es suficiente, ahí está él. Tu mejor amigo. Tu mitad en forma de bolita peluda llamado: Taco, Tana, Tau o, en caso de James Bowen: Bob.

Un gato te cuida, te sana, te hace adquirir responsabilidad para que esa soledad sea menos alarmante, se haga menos visible porque, con él, ya no estás solo. Cuando las preocupaciones te acechan él se sentará en tu regazo diciendo: «no pasa nada. Yo te cuido«. Y te sana. Y te va quitando esas preocupaciones hasta que ya no sientes que lo fueran. Hasta que sonríes y lo acaricias. Escuchas su ronroneo. Su hocico húmedo. Su vida. Su espíritu.

Esta historia real de Un gato callejero llamado Bob, nos cuenta la vida de James Bowen cuando, en un momento fulminante de su vida, el gran gato Bob lo salvó del hundimiento inminente de su ser. Superación al cuadrado en donde Bob será el guía espiritual de James y lo sanará y lo salvará hasta, como vemos, escribir su historia como homenaje al sabio gato Bob.

Los gatos son los sanadores de tu alma. Están cuando tú los necesitas. Después, se irán a sanar otras vidas. Un gato es un regalo de la vida.


Biblioteca casera: número 2

Biblioteca casera número 2. Localización: Sevilla. Esta biblioteca tiene tesoros como los que nos regalan: Castaneda, Bukowski, H. Quiroga, García Márquez, O. Girondo, A. Pizarnik, E. Cline y Max Aub entre muchos otros.

“Debemos de ser conscientes de que la ignorancia se combate con un libro”.

Bibliotecas caseras: número 1

Biblioteca casera. Localización: Madrid. Encontramos tesoros como los de G. Orwell, Machado, E. Mendoza, H. Murakami, F. Kafka.

Las bibliotecas en casa alimentan nuestra alma.

Las damas justas

Nacemos, crecemos y nos desarrollamos en una sociedad que siempre nos ha considerado el sexo débil. Cuando una opinión viene dada por una mujer, en algunos casos drásticos (y no tan drásticos) se ningunea al máximo exponente.

Pruebas y más pruebas: para poder asomar la cabeza en este mundo de hombres; educación machista y, por desgracia, aún misógina, que se disputa el poder entre vítores carentes de sentido común y ley de Talión.

¿Qué pasaría si dejáramos a las mujeres ese poder de justicia? ¿Qué obtendríamos de ese sentido de lucha continua, de afán de superación, de constancia, de fortaleza?

Rosana Foncea nos reproduce una novela con grandes dósis de intriga, personajes que muestran estereotipos de una sociedad aún enferma de machismo en la que, las mujeres de La Encendida, comenzarán una revolución de principios, un ajusticiamiento basado en la falta de humanidad que desprenden (¿por miedo?) algunos hacia nosotras: las mujeres.

Las damas justas nos mostrará una sociedad utópica, condicionada a paliar, por la fuerza, la falta de leyes hacia ese camino igualitario llamado feminismo.