Las relaciones. Pilares fundamentales.
Los tres pilares fundamentales en los que se sustenta una relación son, a mi entender: el amor, la confianza y la independencia.
Cada persona es única, no una mezcla confusa de ambos.
Si esta independencia se pierde entra en juego la codicia humana, el afán del ser humano por controlarlo todo, que incluye a la otra persona y, esto hace que se difumine la línea en la que se deja de ser uno para vivir desde el lado de la otra parte, para convertirse en un trasunto del otro.
La sensación de dominación queda relegada al libre albedrío. Ya no hay reglas. Gana el que más aguante. Y lo que antes era, queda relegado a ser una sombra , un recuerdo de lo que fue para respaldar las decisiones sin bases, para pensar en común sin creer, perdiendo la individualidad que lo definía.
Una pareja no te resta. Nunca.
Una pareja suma. Suma todo lo que se necesita para complementar, no para dominar.
Una pareja beneficia a la otra parte para seguir siendo uno y, aún así, estar acompañado, en todos los sentidos. Todo lo demás se torna tóxico. Gris.
En La mujer que tenía los pies feos de Jordi Soler, se nos describe, de una manera tragicómica, la pérdida paulatina de la personalidad para adherirse a la de una pareja elegida con esmero; con anécdotas variopintas y acciones maquiavélicas nos va infundiendo esa inseguridad de no saber quién eres, quién quieres ser o cómo quieres ser dentro de esa comunión afectiva.
La pareja.
La pareja une, crece, aprende. Nutre.
Sé tú, contigo para poder ser con los demás.