La ciudad de los ciervos.

Gaelia en colaboración con Marce Ferrera.

En cierta ocasión, el famosísimo Albert Einstein se atrevió a decir que no creía que Dios jugara a los dados con el mundo. Pero en el mundo llamado Literatura, el escritor es ese Dios omnipotente y omnipresente que crea universos que se pliegan ante él, y al que constantemente arroja esos dados, dejándolo a su suerte y que corra asustado por los senderos de un destino incierto.

Y llegamos a este libro de mitología, que es en realidad todos los libros de fantasía, en donde ese Dios que juega con unos dados sobre su mundo soñado y que le da nombre y movimiento, lo premia con una lluvia cálida y reconfortante o lo castiga con una terrible nevada que todo lo asola. El origen, la destrucción, el orden, el caos, el génesis, el apocalipsis, el principio y ¿el fin? No lo sabemos. Solo su autor, el argentino Maximiliano Acevedo, lo sabe en esta primera parte de su obra, La Ciudad de los Ciervos, que es parte inicial de su saga La muerte de los Astros.

En La Ciudad de los Ciervos, Agnus, un hombre cansado de vagar por tierras baldías, decide otorgar a la tierra que pisa, un nombre, una identidad, la vida entera. Convirtiéndose así en dios de todo lo que acaba de crear, Padre de la extraordinaria Ciudadela Azul. Pero en toda luz originada, siempre hay una fisura de sombras, y ese mundo poco a poco irá cediendo a las ruinas.

Adéntrate en el laberinto de flores y cuervos vigías en la gran Ciudadela, de artistas quemados por el fuego blanco, de traidores desgraciados que usurpan la vida, de princesas y reinas enfermas de libertad y aromas frescos…

Yo ya estoy dentro.